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The Good Wife Bloggers Day: Secundarios

01/06/2011

En este post de Con Series y a lo Loco hemos querido aportar nuestro granito de arena a una nueva iniciativa que recoge Serieína y en la que hemos unido fuerzas un grupo de blogueros apasionados por The Good Wife (CBS, 2009). Uniéndonos a la causa, en esta entrada reflexionaremos sobre el papel y la importancia de sus personajes secundarios, que han logrado que esta serie se alce como un producto imprescindible, una ficción que no defrauda y que siempre te deja con un buen sabor de boca.

* Aviso Spoilers: abstenerse aquellas personas que no estén al día con las aventuras y desventuras de Alicia, Kalinda, Eli y compañía…

A lo largo de sus dos primeras temporadas, The Good Wife ha ido ganándose un hueco en el panorama televisivo norteamericano. Su corrección, su estabilidad, sus actuaciones, sus guiones, etc. han conseguido el reconocimiento de la crítica, pero, sin duda, lo que engancha a todo espectador que da una oportunidad a la serie son sus personajes. En sus inicios, la atención se concentró en su protagonista Alicia Florrick, gracias a la gran labor dramática de Julianna Margulies. Sin embargo, con el paso del tiempo, los caracteres secundarios, cocinados a fuego lento y llenos de matices y aristas, han enriquecido aún más a esta ficción que juega inteligentemente con la narración clásica y el subtexto.

Sin más dilaciones,  a continuación, cuatro fans incondicionales desgranamos, personaje a personaje, a los seis robaplanos y secundarios de lujo de The Good Wife:

PETER FLORRICK (por Elsa Aguado)

«I will be clear: I have never abused my office. I have never traded lighter sentences for financial or sexual favours. At the same time, I need to atone for my personal failings with my wife, Alicia, and our two children».

Marido infiel, corrupto y putero. Peter Florrick, el personaje al que da vida Chris Noth, fue la clave inicial con la que arrancó la serie. Arrepentido y obcecado en una limpieza de imagen en busca de nuevas oportunidades, Peter ha tratado siempre de buscar el perdón de Alicia al ser su mayor apoyo tanto en la esfera pública como en la privada. Ella aceptó que volviera a casa en un intento de proteger a sus hijos. Sin embargo, el desgaste, la desconfianza y el resentimiento han conducido a su relación hasta el declive total; un matrimonio que Peter ha intentado salvar desesperadamente pero una unión que la protagonista se ha visto obligada a acabar tras cansarse de guardar las apariencias y después de descubrir el secreto más doloroso para ella: que su marido se acostara con su mejor amiga y que la propia Kalinda se lo hubiera ocultado.

Es cierto que, aunque a veces Peter pierda dimensionalidad como personaje debido a las notables ausencias de Noth (la escena en la que gana las elecciones es el mayor exponente), dichas faltas aumentan la carga dramática del resto de sus apariciones, como se ha podido comprobar en los últimos episodios de la segunda temporada, especialmente con sus interacciones con Alicia en las que sigue buscando su perdón o negociando con Will el caso de la season finale en una conversación desafiante con mucho subtexto.

Por su empatía mediática con la ciudadanía, Alicia ha sido la llave que le ha devuelto el trono político. Pero ella no ha aguantado más y le ha dejado sólo en la nueva era laboral y personal que le espera. Las normas del juego han cambiado y Peter tendrá que lidiar con la que fue su buena y domesticada esposa en los tribunales: él como fiscal sucesor de Childs (Titus Welliver) y ella reforzada en su papel de abogada que escala puestos en Lockhart & Gardner. Serán tiempos difíciles para Eli, tendrá que trabajar el doble. Con Alicia, Peter Florrick no es un político putero, es un Kennedy. Pero, sin ella… ¿cuál será el futuro del personaje cuando el pueblo de Chicago se entere del resto?

Una escena: Alicia rechaza a Peter por última vez y éste no duda en unir fuerzas con Cary. La guerra no acaba más que comenzar…

KALINDA SHARMA (por Verónica Huertas)



«- So you’re not a cop?

– No.

– And you’re not with police campus?

– Mm-mmm.

– So who are you?

– Kalinda».

Y realmente, no necesita mayor explicación. Kalinda Sharma, la investigadora del bufete es quien aporta el misterio a la serie. Todo acerca de ella es desconocido: su pasado, sus intereses, incluso su orientación sexual ha dado para horas y horas de debate. Poco a poco hemos ido descubriendo pequeñas miguitas de lo que hay detrás de esta reservada investigadora, pero cuanto más sabemos, más nos damos cuenta de que, para nosotros, Kalinda siempre será un misterio.

Si la temporada pasada sus andanzas y sus ‘técnicas’ tan comentadas condujeron a Archie Panjabi hasta el triunfo en los Emmy, esta temporada la hemos visto enfrentarse a su archinémesis, el nuevo investigador Blake Calamar (Scott Porter). El más perjudicado, sin duda, su leal bate, que ha sufrido peleas e, incluso, un secuestro por parte del malvado Blake. Pero ni siquiera éste ha podido con Kalinda, quien logró que Blake tuviera que salir huyendo a toda prisa del bufete. Eso sí, dejó tras de sí un “regalo” sobre el pasado de Kalinda (¿o deberíamos decir Leela?) que ha puesto boca abajo el universo de The Good Wife.

Y esto nos lleva, precisamente, a la relación entre Alicia y Kalinda, probablemente el verdadero centro emocional de la serie. La inesperada amistad entre ambas conforma una relación tan interesante y con tanta tensión que ya querrían para sí muchas parejas románticas televisivas. Pero, como toda gran historia, cuando estalla, lo hace de verdad. Sólo Kalinda podría hacer que Alicia se decidiera a dar el paso que casi todos llevamos esperando desde el primer día y, por supuesto, sólo Alicia podría lograr que la siempre estoica Kalinda mostrara algún sentimiento. Eso sí, siempre donde nadie pueda verla, que la cosa pinta mal, pero Kalinda está preparada para aguantar la tormenta. Habrá que ver cuanto dura.

Una escena: Su enfrentamiento final con Blake Calamar, momento tórrido con bate incluido.

ELI GOLD (por Ana Horcajada)



«Jackie: Are you a good man, Mister Gold?

Eli: I’m the best, ma’am»

Eli Gold (Alan Cumming) es quien aporta a la serie esa chispa de genialidad y, por supuesto, de manipulación, inherente al universo de la política norteamericana. Si hay una palabra que lo define es ambición, aunque no es óbice para que el espectador empatice con Gold. ¿La razón? A veces se comporta como un cabrón, pero es un cabrón de película. Sólo hay que fijarse en cómo arquea las cejas y aprieta los labios para darse cuenta de que de su mente maquina algún plan con el que deleitarnos.

Nada puede con Eli Gold, que se las ve tanto con niñatas con ínfulas de grandeza –recordemos a Becca (Dreama Walker)-  como con pesos pesados de la vida pública de Chicago. Las relaciones públicas son su terreno y él mueve la pelota como si fuera un futbolista brasileiro. Su mejor cualidad como asesor político es su destreza para conocer el papel que cada persona juega en la vida de las otras. Eli Gold toma esa gran base de datos y la mezcla obteniendo el cocktail que más le conviene.

Pero, ¿estamos seguros de que nada puede con nuestro hombre? A tipos con la mente tan fría como Gold sólo puede debilitarlos la persona más inesperada. En el caso de Gold, sólo la joven Natalie Flores  (America Ferrera) ha sabido mostrarnos su lado más sensible. Como las mejores historias de amor, no ha triunfado. Y puede que sea lo mejor. Eli Gold es un lobo solitario. Nuestro lobo.

Una escena: El personaje deja demasiados momentos para el recuerdo, qué mejor que un vídeo resumen.

WILL GARDNER (por Elsa Aguado)



«Will: What if we were to have good timing. For even an hour. What would that look like?

Alicia: I think that would look like an exceptional moment».

En los inicios aceptables pero titubeantes de The Good Wife, Will apuntaba sólo a ser el mentor y amigo de confianza de Alicia en el inicio de su nueva vida. Pero en el ecuador de la primera temporada, el matrimonio King lo dejó claro: el abogado iba a contaminar toda la vida sentimental de la protagonista. La atracción hacia su jefe, que se ha presentado como una TSNR deseada pero imposible, ha supuesto que la protagonista rompiera ese caparazón autoprotector e intentara escapar de la vida en la que su suegra Jackie, sus hijos y Peter la han tenido presa durante años.

Puede que Josh Charles no sea el galán perfecto con aires a lo Don Draper, pero su labia y ambición abogacil, su oscuro pasado fraguado en Baltimore y su mirada, que tanto resalta Owen (Dallas Roberts), conforman un personaje lo suficientemente atractivo para entender los sentimientos renovados de la protagonista que, en la segunda temporada, se ha mostrado celosa al verle con Tammy (Elizabeth Reaser) y ha reconocido ante su hermano lo que siente hacia el que fue su amor en Georgetown, en una escena esencial para la evolución del personaje.

Para Alicia, Will significa la liberación de su vida pasada aunque sólo sea de manera esporádica, como en ese acercamiento y beso que disfrutaron en ‘Heart’ (1.17). Aunque el bad timing en su relación siempre ha estado presente, los guionistas no han defraudado al público deseoso por esta trama: por fin, en ‘Closing Arguments’ (2.23), han encontrado “un momento” sólo para ellos. Esa escena final de temporada, narrada y filmada con la elegancia tradicional de la serie, aporta mucho a Will, que ha esperado pacientemente, pero significa más para una Alicia que lleva demasiado tiempo encerrada en la corrección y sin querer dejarse llevar por sus deseos. Todos sabemos que habrá consecuencias y que Peter, desde los despachos, buscará una forma de castigar a Will por entrometerse nuevamente en la vida de Alicia. Pero da lo mismo, nunca el affair de una “good wife” ha sido tan aplaudido.

Una escena:El cierre de la primera temporada, cuando Will deja el segundo mensaje en el buzón de Alicia, esa declaración que ella nunca pudo escuchar por culpa de Eli.

DIANE LOCKHART (por Cristina Horcajada)



«Sometimes, I think justice would be better served with a coin fip»

Elegancia. Seguridad. Independencia. Ambición. Partido Demócrata.

Son las 5 llaves que abren el mundo de la venerada Diane Lockhart, un secundario con una legión de fans digna de la envidia de cualquier principal y de la propia Christine Baranski. La mayoría de sus seguidores se reconoce amante de sus atrevidos estilismos. La señora Lockhart es un poderoso melting pot donde se dan cita la ejecutiva agresiva con la más glamourosa de las mujeres. Con outfits tendenciosos, nuestra querida Diane deslumbra en cada una de apariciones. A su lado, famosas trendsetters como Anna Wintour parecen unas becarias del Vogue. Pero, por fortuna, nuestro amor por este secundario no se queda en la superficie ya que Diane puede presumir de una personalidad fuerte, segura, ambiciosa e independiente que la convierte en todo un icono.

A lo largo de estas dos temporadas, ha habido grandes asuntos destacables dentro del recorrido de este personaje. En primer lugar, todos sus fans hemos descubierto sus dos grandes poderes: su mirada felina y su carcajada potente, inimitable y llena de personalidad. Por otra parte, desde el inicio muchos ansiamos ver a Diane en compañía masculina. Un día por la puerta del bufete apareció la antítesis de Diane hecha hombre: Kurt McVeigh (Gary Cole), republicano, experto en balística, con botas camperas y rancho incluido. Pero las diferencias eran tantas que se creó una chispeante tensión sexual de la que aún seguimos disfrutando.

El personaje es una mina de oro y cualquier guionista con cierto aplomo lo explotaría al máximo. Esperamos –y necesitamos- que Michelle y Robert King lo sigan haciendo.

Una escena: Un momento mítico para la posteridad, «In my opinion»…

CARY AGOS (por Elsa Aguado)

«Cary: I don’t want you to lose.

Alicia: I know. I don’t want you to lose, either.

Cary: I kind of like you.

Alicia: I’m surprised, but I kind of like you, too».

Recordado por muchos por su participación en Gilmore Girls, Matt Czuchry irrumpió en The Good Wife sacando partido a su apariencia eternamente joven y bienintencionada. Su personaje, Cary Agos, no estudió derecho para ser un niño bueno y obediente, sino para convertirse en un tiburón empresarial, un monstruo de la abogacía.

En la primera temporada, Cary encontró en Alicia su rival a batir por un ansiado puesto que ambos estaban dispuestos a conseguir a través de cualquier apoyo, favoritismo o artimaña.

Sin embargo, en la segunda temporada, el aparente «enemigo» de la protagonista ha terminado siendo uno de los mayores elementos dinamizadores de la ficción de CBS, al ser la mano derecha de la fiscalía de Childs para quebradero de Lockhart & Gardner, y, desde la sombra, el principal apoyo de Kalinda, por la que siempre se ha desvivido y se ha visto obligado a superar hasta situaciones cómicas, como la ya mítica escena del león parlanchín.

Por esa conexión con Kalinda, que ha logrado humanizar al personaje, este año los espectadores de The Good Wife hemos asistido a la falsa redención de Cary, porque, al final, sigue aferrado a su mundo de ambiciones. Sin duda, ambientada con acierto por el ‘Mr. Hurricane’ de The Beast, la unión de fuerzas con Peter, también resentido y marcado por Alicia, ha sido el ciclón que ha terminado por sentar las bases de la regeneración de esta serie, que se presenta en su tercera temporada con los horizontes más abiertos que nunca.

Una escena: Disfrutamos mucho con todas sus conversaciones con Kalinda-Leela, pero os dejamos algo distinto: su enfrentamiento con  el odiado y temido Blake Calamar. Aquí nos ganó a todos…

* Ana (@AHormag), Cristina (@Horcajada) y Verónica (@VFantastic), muchas gracias por vuestra colaboración y por disfrutar de la serie cada día.

También han participado en The Good Wife Bloggers Day:

Serieína presentando la iniciativa bloguera
4:3 / 16:9 : El piloto
Como un fénix: Julianna Margulies y Alicia Florrick
I told you so:Los 10 mejores momentos de la serie
Series a la parrilla: Los personajes recurrentes
(A)ficciones: Sistema legal, política y ética: el otro triángulo
Desesperate Cats: La actualidad en The Good Wife

Firma invitada: CSI: Cómo Ser Investigador (en televisión)

21/03/2010

“Hola, soy Estel y soy adicta a las series de investigación policial” … Uf, dicen que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo, y esta es mi confesión: desde pequeña estoy truly, deeply, madly in love con este tipo de series, libros y películas. Me gusta más investigar un crimen que a un tonto un lápiz y gracias a que mis amigas y dueñas y señoras de este gran blog me dan la oportunidad os voy a explicar por qué.

El equipo de Diagnóstico Asesinato

Ya de pequeña (realmente pequeña) empecé a ver Diagnóstico: Asesinato ¿os suena? ¿no? Buena señal, significa que fuisteis niños normales con preocupaciones normales como saber cuándo narices iba Son Goku a derrotar a Celula. Pues bien, os ilustro: Diagnóstico: Asesinato es, a mi entender, la abuela de CSI, ya que su protagonista, el doctor Sloan (sí, igual que el de Anatomía de Grey, no es broma), era una especie de médico todoterreno que lo mismo hacía una autopsia que le arrancaba confesiones a un peligrosos asesino con el fonendoscopio aún colgado del cuello. Más o menos como Grissom y su troupe de científicos con pistola (sinceramente, si todos los forenses son tan eficaces como la serie nos los pinta, ¿cómo es que sigue habiendo policías en Las Vegas, Miami y Nueva York?).

Cuando dejaron de emitir Diagnostico… me pase a las series de tipos duros, como L.A. Heat, un bodrio donde la manida pareja de poli negro “gracioso” /poli blanco ligón imponía la ley en las duras calles de Los Angeles con metodos poco ortodoxos y muchos coches destrozados por capítulo. También pasé por la etapa Equipo A, enamoraíca de Fénix, claro. El coche fantástico (todavía no sé cómo el pobre coche aguantaba al pesado de Michael Knight) lo simultaneé con la reina de las series de tipos duros: WALKER, el ranger de Texas, donde se repite pareja blanco / negro, aunque ni el uno era gracioso ni el otro rompía corazones, más bien dientes a patadas (parece mentira que Chuck Norris ande ya por los 70…).

Ya evolucioné yo en mis gustos y las series en calidad y pasamos a los polis con  “manías” o traumas varios: tenemos al señor Monk y todos sus múltiples TOCS (Trastorno Obsesivo Compulsivo); a Charlie Crews y sus manzanas en Life; a Patrick Jane (lo sé, no es poli, pero es mas listo que toda la comisaría junta) y sus ansias de venganza en The Mentalist

Horatio Caine, líder del CSI Miami

Horatio Caine, líder del CSI Miami

Y también tenemos las series procedimentales. CSI es el alma mater. Su éxito hizo posible que muchas otras series de ese estilo florecieran. Eso nadie lo niega, aunque a estas alturas en Las Vegas se echa de menos a Grissom, Nueva York no acaba de calar y Miami … ¿por qué es todo tan anaranjado en Miami? ¿No saben usar el filtro de la cámara? Pero me gusta Horatio, mi jefe favorito. Bones funciona muy bien: en CSI se acaba por hacer denso tanto drama y tanta prueba, pero la química entre Booth y Brennan y los puntazos del resto del equipo consiguen aportar un tono de comicidad que se agradece (lo que también se agradecería es que la trama avanzase un poco, un poquitito al menos, por favor… que está muy estancado ya todo).

Mentes Criminales, versión renovada

La “rarita” del grupo es Mentes Criminales: con algunos capítulos que llegan a los 20 millones de espectadores es uno de los buques insignia de la CBS y supo salvar muy bien la marcha de dos de sus actores, especialmente Mandy Patinkin (a.k.a el líder de los “aparecidos” en Tan muertos como yo, su trabajo televisivo más reciente pre – Mentes Criminales) como Jason Gideon, el sabio supervisor del grupo de criminólogos que fue sustituido por el, a mi modo de ver, más carismático y tranquilizador Joe Mantegna como David Rossi. Lo que la hace especial es, aparte de la dureza de algunos de sus episodios (uno de ellos recuerda sospechosamente a las películas de Saw), el hecho de que para hallar al asesino no necesitan ADN ni huellas dactilares: ellos analizan la conducta del criminal para dar con él a través de su perfil psicológico. La pega: le pasa como a Agatha Christie, que empieza  a repetirse.

Y tras este breve pero intenso repaso por la historia de las series policíacas he llegado a la conclusión de que tengo que ver más telenovelas si no quiero empezar a mirar a la gente con cara de sospecha cuando vaya por la calle.

Estel